viernes, 25 de diciembre de 2015

Taller

Hizo de su vida un taller de encuadernación.

Cortando de la noche hojas en blanco que cubría de pestañas y luego barnizaba. Las cosía con un cordel de algodón, con tres puntadas distintas, por pura superstición. Izquierda y derecha, luego arriba, siguiente. Añadía pero quitaba; las horas eran manantial, el devenir, interminable. Siempre un punto más. Más hilo. La mirada perdida, con los ojos suturados entre las páginas.

Libros vacíos. Muerte. Descoser para coser al final. Quitar para poner. Movimiento perpetuo. Nada que no pudiera explicarse con un par de palabras.

Aunque el Lenguaje completo necesitaba un reajuste de calibración.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Génesis

Decidieron quedarse ahí, donde ya no había nada. 
 
Una tarde, las hojas cayeron. Vieron su sombra tambalearse, en un hilo de agua. Temieron a las flores y despertaron. Congelados.
 
Despertaron y el bosque era sintético; los sueños, estériles. El estanque, de plástico.
 
Se encontraron a sí mismos muertos, disecados. De los agujeros, se escapaba el aserrín. Creyeron que el pasado era el ahora y miraron hacia arriba, pero el cielo estaba ciego; ya no ardían otros soles. Tampoco su interior.
 
Perdieron la tierra y la luz. Los pájaros e insectos se ahogaron en la noche de alquitrán. Llovieron plumas.
Los recuerdos eran prestados, pero no escucharon. Mintieron. Callaron. 
 
El presente lo era todo: el océano perpetuo. Pero la Voz se apagó y en el horizonte, el futuro escapaba hacia la Nada.
 
El invierno floreció,
                                                                                          pero sin ellos.