viernes, 25 de diciembre de 2015

Taller

Hizo de su vida un taller de encuadernación.

Cortando de la noche hojas en blanco que cubría de pestañas y luego barnizaba. Las cosía con un cordel de algodón, con tres puntadas distintas, por pura superstición. Izquierda y derecha, luego arriba, siguiente. Añadía pero quitaba; las horas eran manantial, el devenir, interminable. Siempre un punto más. Más hilo. La mirada perdida, con los ojos suturados entre las páginas.

Libros vacíos. Muerte. Descoser para coser al final. Quitar para poner. Movimiento perpetuo. Nada que no pudiera explicarse con un par de palabras.

Aunque el Lenguaje completo necesitaba un reajuste de calibración.

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