miércoles, 20 de mayo de 2015

Recado

"  Di que la noche terminó. 
Que el sueño te tiró de cama.
Que el Monstruo se ha ido. Que el monstruo se ha ido, dándote un beso de buenas noches, rozando tu cara con su cabello.
Que el monstruo se ha ido, porque es lo que hacen los monstruos: irse cuando rompe el sol, hechos de sombra.

Di que no sabías lo que hacías.
Que los otros tienen pero no tienen razón.
Pero sobre todo, di que el monstruo se ha ido; que no sientes el peso de su cuerpo sobre tu pecho, que su olor es un fantasma inofensivo, que olvidaste sus manos. Di que nunca tuvo manos.

Dile que los monstruos no existen, como tampoco existe el agujero que hacen los pájaros en la lluvia, con su ausencia. 
Dile que la noche y la sombra, tampoco. 
Dile que nunca hubo monstruo, pero que el monstruo se ha ido; que huyó en la madrugada con sus alas de cielo y te dejó una nota mentirosa al lado de la almohada para asegurarte, de su puño, que nunca estuvo ahí; que los minutos los inventaron tú y él, pero que él ya no cuenta.

Di que no te acuerdas de sus ojos. Di que era un monstruo ciego que te perseguía tropezando en la sombra, con su propia tristeza. 
Un monstruo de ojos vacíos que te miraba dormir y soñaba contigo. 
Di que  soñaste con un monstruo y, horas más tarde, un monstruo se hizo real, en alguna parte del planeta. Que diste con él por casualidad, así como uno se encuentra en las tardes con personas.

Di que un día conociste un monstruo que supo cómo mentir.
Dile que lo escuchaste lejos, a una distancia infinita. Que su voz era un secreto llenando tu habitación. Di que tu monstruo se fue, no sin antes convencerte; "Los monstruos no existen", te dijo. Llenó tu boca con un calor sereno. Que una piedra bajo su lengua, un canto redondo y pequeño, desapareció con él, pero que no lo necesitabas.

Dile que un monstruo que conoces bien, pero que no existe, dejó un recado. Dile que te manda a repetir: "los monstruos no existen". 
Dile que esta vez no hay poema ni beso. 
Que la piedra se perdió. 
Que no te acuerdas cómo era. 
Dile que la carta va firmada con un nombre vacío, monstruoso.


Dile que la noche terminó. 
Que el sueño te tiró de la cama, que caíste sobre La Muerte, por accidente.
Que eso es lo que hacen los monstruos: dejar su muerte por ahí, con sus zapatos mal puestos. Dile que no es real. Que nunca fue real. 
Que era inevitable, pero que ya no existe. "

No hay comentarios.:

Publicar un comentario