Viene a mí un animal frío, con el día muerto y gris entre los dientes. Viene a mí, con su cuerpo cuadrúpedo, con la espalda tensa y la cabeza hundida entre los hombros. Viene a mí. Y no me mira. Estoy y no estoy para el animal que es frío. La lluvia cae en él y hay un cielo que se cierra cuando pisa. Me preocupa mucho el tiempo. Las gotas como péndulos; chocan y con ellas muere también el Presente. El futuro es un fantasma perdiéndose en el Olvido. Pero él camina a prisa, a pasos gigantescos. Y yo no me muevo. El aroma a musgo de su pelo lo precede. Así, a prisa, no me alcanza. Parece que soy más rápida que él.
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